lunes, 15 de diciembre de 2014

Obsesión 3.0

Conectandose a la red. Abrir market, instalando aplicación. Agregar, refrescar, iniciar chat.

-- Hola, ¿Cómo estas? --entregado con éxito. Los minutos pasan y no hay respuesta. Relojeando el estado, mirando detalladamente la foto de perfil; no hay detalle que se pierda en el olvido. El tiempo sigue su curso, no hay respuesta.

Cerrar, abrir, cerrar, abrir. Consumiendo el tiempo cual fuego al oxígeno. La expectativa latente mientras la ansiedad aumenta exponiencialmente. Escribiendo nuevo mensaje. Borrar, borrar, escribir de nuevo. Borrar todo. Cerrar y esperar.

El mensaje fue visto. La ilusión en alza mientras la imaginación se dispara. Cuántas posibles respuestas. El ojo imperturbable a la espera del mensaje salvador. La mismisima gloria, pura satisfacción. De nuevo los minutos se desgastan, se van clavando astillando directo al corazón.

Son las 3 AM. Horas y horas esperando el milagro. Última conexión, parece muy lejano ya. No va a contestar. Se pierden las esperanzas, juntando así la desolada resignación. Cerrar los ojos, sólo resta dormir.

Luz que titila, la esperanza renace, notificación que aviva el corazón y alimenta el alma. Predecible y fría respuesta; eso bastaba para conformar. Replica inmediata, sorpresa y alegría. El momento de extasis donde se consigue el objetivo.

Vuelve a instalarse la cruda espera. Al fin y al cabo se desconocen mutuamente, pero ¿no es aquello que se desconoce lo que más obsesión genera?